Cosas que se pierden sin dejar rastro
Hay cosas que se pierden sin dejar rastro, invisibles en su huida, pero profundas en su ausencia. Como la confianza, que se desvanece en silencio, con un suspiro de desilusión. O la inocencia, que se pierde entre las arrugas del tiempo, en los recuerdos que ya no arden con la misma luz. La paciencia, aquella que alguna vez sostenía las horas con calma, se disuelve en la ansiedad de un mundo acelerado. También se pierde el amor, no como un objeto, sino como una sensación etérea que se desvanece cuando ya no es alimentada. Y la esperanza, esa llama que alguna vez iluminó el camino, se apaga lentamente en la sombra de la desesperanza. Son todas estas pequeñas cosas invisibles las que realmente nos definen, pero que, cuando se pierden, dejan un vacío que nunca se llena por completo.
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